Más o menos hace un año, escribía en este mismo medio, una entrada dedicada
a esta cacereñísima expresión de la gente de abajo de nuestras hermandades, de
las mujeres y hombres que hacen que cada hermandad tenga un carácter distinto,
a pesar de ser todas de la misma cuna, y todo ello con motivo del
blog delcofrade Ángel Falero, dedicado a esta expresión y a la saga de jefes de paso
que popularizó.
Este año, nuevamente y sin yo quererlo, escribo otra entrada dedicada a esta
expresión, con motivo de otra publicación, en este caso, de un buen amigo de
lides cofradieras, y que ha publicado este mismo año su segundo libro dedicado
a la Semana Santa Cacereña, bajo este nombre
“No sus fiéis de las horquillas.Teoría inédita del hermano de carga cacereño”, cuya portada la tenéis en esta
entrada, y que hasta la fecha está siendo un éxito editorial. Como no puede ser
de otra manera, él es José María Ávila (como firma los libros).
Esta entrada, viene a ser una modesta reflexión respecto a esta publicación
que ha escrito José María, reflexión con la que pretendo salir de los tópicos
que hasta ahora he leído, porque no quiero repetir cosas ya dichas, como que es
dar a conocer el mundo de la gente de abajo en Cáceres, entre otras.
Así, y comenzando con este pensamiento, lo primero que tengo que decir es
que alguno de sus pasajes son acertadísima exaltación cofrade, propias de un
pregón de Semana Santa, algo que resulta gratificante leer.
Por otra parte, y al margen de esta descripción, el libro no está exento de
tecnicismos propios de materias como la Física o del propio mundo de la
horquilla y el varal, y que, quizás sea por deformación profesional, en algún
momento me invitaba a coger un rotulador y subrayar determinados conceptos,
cual manual de estudio se tratara.
Y finalmente, no se le puede negar ese toque solo José María sabe imprimir a
sus publicaciones, algo propio de cada escritor, y que no deja indiferente a
nadie.
Elementos a destacar: uno elementos que más destacaría sería el capítulo
dedicado a las horas, esas 24 horas cofrades que José María nos ha plasmado con
suma maestría, o el simpar tour turístico por nuestra querida Ciudad
Monumental: en la lectura de ese capítulo, a pesar de estar lejos de las fechas
cofradieras, llegas a sentir en el hombro el dolor del varal. Y finalmente, el
que considero más destacado es el de los testimonios de los propios actores del
evento, los hermanos de carga. Este libro (aunque suene a topicazo decirlo,
cosa de la suelo huir), tiene su alma en los testimonios de los propios
hermanos que año a año nos igualamos (nunca mejor dicho en este contexto),
revistiéndonos con
nuestras túnicas,
para disfrutar de la Pasión.
Puedo honrarme en decir que recibí el ejemplar número 1, tal y como me
manifestó el autor al entregármelo, y la verdad que es un privilegio tenerlo en
mis manos, leerlo y disfrutarlo, porque no es menos cierto, que la literatura
de José María se disfruta.